En aquella Pausa
- Libertatem
- 21 may 2020
- 2 Min. de lectura
Nenúfares carmesíes. Cuatro soles y flores de cristal. Universo anósmico. Bosque vidrioso centellea sublime en un noviembre caluroso en el que despierto de nuevo. Te busco en las playas ambarinas donde vimos por primera vez el cielo magenta. Aquel tres de febrero nos llovió en nuestro cuarto universo, gotas con sabor a fresa nos empapaban, recuerdo que sacabas la lengua para saborear la lluvia, yo te observaba riendo y pidiendo al tiempo que, por una vez, se detuviera. Tal vez en aquel universo el tiempo fuera distinto y lo ignoraba. Pero es el último recuerdo que albergo de ti.
Han pasado dos años y sigo buscándote, rompí los pliegues temporales, es marzo y recordé que es cuando los sakuras que tanto te gustaban florecían, tal vez en el Japón que tanto anhelas. Vago cada día observando como poco a poco pierden sus hojas esperando si vendrás antes de que se desvanezcan por completo. De los infinitos universos cuánticos que hay ¿Porque no estás en este? ¿Dónde estás?
Y allí estabas, junto a las sombras rosas, en ese instante,
se hizo pausa blanca
Muchos cuerpos deambulaban por aquel paraje -
- eras la única alma.
Justo en el momento, justo en el lugar. Con ese aroma a duraznero. Y al oído te dije quedito: te traigo un sol y frío dulce.
No me fui realmente, sí, viajé por otros universos paralelos, pues solo intentaba reforzar tu escudo, sé que es una tarea tediosa, lo sé, por ello hable con Hefesto, comprensible de todo dolor, se encargará de tu heráldica. Confío en que sea de tu talla. Alma de dragón, plateado. Ahora regresé, y encontraremos un camino que salga de aquella playa.
Solo espero que pronto firmes el ojo izquierdo del propósito.
.
Al final de aquella tarde, hicimos de las pieles hogar.
.

Comentários